? Por fin, un verano casi normal*
Este verano ha servido como prueba definitiva de que la vida ha vuelto a ser como la de antaño, dos años de restricciones donde casi no se veía el final del túnel, pero sí, el final de la crisis pandémica ha llegado. Regatas normales, en circunstancias normales, sin restricciones ni mascarillas. La vuelta a la normalidad, pero lastrada aún por una crisis sanitaria y según todos los augurios, a las puertas de otra crisis económicas e inflacionaria a partir se septiembre, que esperemos que fallen como lo hace últimamente el CIS en sus encuestas electorales.
Pero si hablamos aún de presente, las regatas este verano han sobrevivido. Sin las alegrías que pudieron darse el pasado más o menos inmediato, los barcos nacionales sí han respondido a las expectativas creadas, en vela de crucero se han salvado regatas como el Trofeo de SM la Reina, el Tabarca Vela y la Copa del Rey. Otras se han quedado con un público de su área de influencia, caso de la Semana Náutica de El Puerto de Santa María o el Trofeo Príncipe de Asturias y las regatas de Canarias, que vayan barcos de la península ya es que ni se les espera. Y de la Semana Náutica de Melilla, ya ni hablamos, ni rastro de ella.
Es decir que tan solo se salvan un par de regatas de Levante y la Copa del Rey en Mallorca, las tres que sí apuestan para que vayan barcos e intentan comunicar. Por poner un ejemplo, en Palma estuvieron para promocionar sus regatas de cara a 2023 los presidentes del RCN Valencia y del RCR Alicante, Marisa Arlandis y Miguel López Barbero, respectivamente, que fueron barco por barco para atraerlos a sus regatas. Esto es un claro ejemplo de los que apuestan y los que no. Ya lo dijo Pedro Sardina en el podcast de Tripulante18, hay una savia nueva de directivos mucho más interactivos, y luego están los inactivos, que así les va.
Luego tenemos las regatas de clásicos. La Puig Vela Clàssica Barcelona es la que a ojos de todos, más recursos tiene a todos los niveles, pero este año la participación ha estado muy por debajo de las expectativas, o al menos esto es lo que ha parecido. La Semana Clásica de Puerto Sherry se ha quedado en una especie de limbo; este año sólo catorce barcos. Ahí tienen la Fundación Vela Clásica de España, la única seria que hay en este país, ya que las Hispania e Isla Ebusitania se han quedado sólo para enredar; y sí le está dedicando esfuerzos y recursos a promocionar y a intentar relanzar estas joyas de barcos, pero lamentablemente esto no se ha traducido luego en su regata. A lo mejor lo que les hace falta es un poco de orden y concierto, pero este es un trabajo de quién debe de gestionar los recursos. También ha sido más floja de lo habitual la Illes Balears Clàssics, aquí la remodelación del Club de Mar, que está patas arriba, puede haberle pasado factura, pero seguro que volverá a resurgir como telonera que es de la Copa del Rey de Mahón, que de las cuatro citadas, es la única que aguanta el tirón. Este año medio centenar de barcos, que si bien no es comparable a las épocas en las que estuvo Panerai, aguanta, eso sí, no sin sufrimiento del Club Marítimo.