📰 Daños colaterales

Toda guerra siempre es un drama y en la mayoría de las veces es de difícil justificación. El uso de la violencia siempre es un fracaso político, lo que demuestra que no los que gobiernan son incapaces de llegar a acuerdos o pactos, y al final quienes lo acaban pagando son siempre los más débiles.

El mundo del deporte no es ajeno a ello y lamentablemente es siempre un arma arrojadiza y a su vez de propaganda. En el caso de la guerra de Ucrania no está siendo una excepción. Dentro de la batería de sanciones del mundo a Rusia y Bielorrusia, el deporte ha sido también uno de los grandes afectados, y en mi opinión esto es un error. Si algo tiene el deporte es que es debería ser un signo de unión, y utilizar a los deportistas como arma arrojadiza es otro de los errores de nuestra sociedad.

Entiendo que hay que tomar medidas de presión a Rusia por lo que está ocurriendo, pero ¿alguien cree que a Putin le importa lo más mínimo que, por ejemplo, los niños de su país puedan o no participar en competiciones internacionales? Nada, absolutamente nada.

Guardando las distancias con el drama que sí viven los ucranianos, los regatistas rusos están pagando con su carrera el poder ser o no ser, por culpa de una guerra que ni les va ni les viene. Excluir a deportistas por motivos políticos, mientras tanto Europa sigue comprando gas y combustibles a Rusia porque le conviene, me parece de un cinismo extremo.

Que el COI y las federaciones internacionales castiguen al país se puede entender. Pero que lo hagan como se ha hecho en los Juegos Olímpicos o Mundiales por casos de dopaje, sin poder poner su bandera, siglas ni himno; pero que dejen a los deportistas rusos al menos participar como hicieron recientemente en la OptiOrange de Valencia, con las siglas neutrales de WSC (World Sailing Competitor). Castigar a los regatistas no va a aportar nada a esta desgracia, y más si se trata de niños, a los que todo esto les pilla a contrapié. Es más, me consta que en Optimist los niños rusos y ucranianos son amigos, no dejan de ser países hermanos con lenguas y costumbres muy parecidas.

Creo que las autoridades deportivas tendrían que replantearse todo este tipo de situaciones. Y mientras tanto otra contradicción sobre el tema; la Federación Rusa de Fútbol ha pedido la celebración de la Eurocopa de 2028, pues bien, como no está sancionada internacionalmente, su petición será escuchada. Una situación kafkiana más de este mundo en el que vivimos. Es decir que los deportistas no pueden participar en competiciones internacionales, pero Rusia sí puede pedir la celebración de una competición internacional.

Definitivamente estamos en un mundo sin sentido. Que dejen a los deportistas, sean de donde sean, poder competir en paz. Esta será la mejor forma de demostrar que el mundo es global y no sectario como sí parece que son nuestros políticos, sean del color que sean.

Artículo publicado en ABC de la Náutica (24/03/22)